HOY 21 DE MARZO CONMEMORAMOS EL DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA
Hoy nos reunimos para
conmemorar el inicio de uno de los más tristes y oscuros eventos que nuestro
país sufrió. Hoy nos reunimos para conmemorar aquel golpe cívico-militar que
comenzó un 24 de marzo de 1976. Nos reunimos para recordar, con una memoria que
es acción, acción que busca ser transformadora.
Nos reunimos para recordar que hace 48 años se instaló en nuestro país una
dictadura militar que, desde el terrorismo de estado desató un plan sistemático
de exterminio. Un plan que fue parte de un proyecto político, económico y
social que buscaba cambiar la estructura política y social de nuestro país
aniquilando toda expresión organizada o no, que pudiera oponerse a esos
objetivos. Un golpe de estado militar, que fue parte de un programa
sistemático, impuesto en toda América Latina.
¿Pero, qué
es un golpe de estado? Técnicamente, es la toma del poder por la fuerza, y no
mediante el voto popular como en la actualidad sucede. Es la instauración
de un régimen dictatorial, donde se suspenden los derechos y las garantías
constitucionales.
En lo
vivencial, la dictadura fue la cara misma del terror. En nuestro país, se
persiguieron, se secuestraron, se torturaron y se desaparecieron personas.
Decenas de miles de personas. Decenas de miles de personas, adultos, jóvenes y
niños, que, aun hoy, continúan desaparecidas. Personas que eran
trabajadores, trabajadoras, madres, padres, hijos, estudiantes, artistas,
científicos, periodistas, militantes sociales y populares, docentes. “Enemigos
de la Nación” los llamaron. En nuestro país, se violaron sistemáticamente los
Derechos Humanos, los cuales estaban garantizados.
Durante la última dictadura militar, se instalaron casi 600 centros
clandestinos de detención y exterminio, núcleos centrales del accionar
represivo. Militantes políticos, gremialistas, estudiantes, dirigentes
sociales, obreros, fueron arrancados de sus casas, de sus lugares de trabajo o
estudio o en la vía pública por pensar diferente y luchar contra la injusticia.
Sembraron el terror en cada barrio. Rompieron vínculos sociales, redes de
solidaridad, organizaciones obreras, sindicales, estudiantiles, barriales…
Durante la
última dictadura militar, se censuraron medios de comunicación, se suspendieron
los derechos de los trabajadores, se disolvió el Congreso y los partidos
políticos. Se destituyó a la Corte Suprema de Justicia, se ordenó el corte de
pelo a los hombres, se suspendió la vigencia del Estatuto Docente. Se
prohibieron las huelgas, se intervinieron los sindicatos, se prohibió la
actividad política. Se prohibieron expresiones artísticas como canciones, obras
de teatro, cuentos o películas. Se prohibieron y quemaron centenares de libros,
incluso libros infantiles. Se prohibieron también las reuniones de tono
político, la libre circulación, la libertad de expresión.
¿Por qué? Porque a partir de la cultura, del conocimiento y del hacer con
otros, se pueden imaginar hombres nuevos en mundos nuevos, donde las
desigualdades y las injusticias no existan. Y cuando uno conoce, sueña e
imagina nuevos mundos con nuevos hombres y mujeres, puede juntarse, trabajar y
luchar por construirlos.
Por eso, hoy a 48 años del inicio de aquella oscura noche en la que nuestra
sociedad estuvo hundida, conmemoramos el Día Nacional de la Memoria por la
Verdad y la Justicia.
¿Por qué Memoria? Porque si olvidamos, podemos volver a ese lugar. Recordar
implica mantener vivo lo ocurrido y saber que aun hoy, pagamos sus consecuencias.
Mantener una memoria activa, nos va a permitir defender nuestra democracia,
ampliarla e impulsar el coraje de cada uno de los habitantes de Nuestra América
a no ser nunca más avasallados por aterradores generales apañados por los
intereses que maneja la riqueza.
¿Por qué Verdad? Hoy, a 48 años del inicio de aquella sangrienta dictadura, hay
más de 400 jóvenes, que aún no conocen su verdadera identidad. Jóvenes que
nacieron en cautiverio, fueron robados a sus madres y entregados a nuevas familias
de apropiadores, que decidieron decirles que su vida y sus orígenes son unos
que no son los verdaderos. Como sociedad, tenemos que exigir que se sepa la
verdad, que esos jóvenes puedan recobrar su identidad. También, debemos exigir
que se sepa dónde están los desaparecidos. Y como sociedad, debemos exigir
saber quiénes fueron los cómplices políticos y económicos de aquel golpe. ¿Para
qué? Para que, definitivamente, se haga Justicia.
Hoy, a 48 años del inicio del último golpe militar en la República Argentina,
debemos, por los 30.000 desaparecidos, por los 500 niños robados, y por nuestra
sociedad toda, Recordar, buscar la Verdad y exigir que, se haga Justicia.
¿Para qué? Para que
definitivamente, podamos decir NUNCA MÁS.